jueves, 13 de marzo de 2014

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En sus mejores momentos fue algo más. Entonces aun brillaba; sentía esa necesidad, igual que la siente ahora. Tiene que ser así, y ya no lo es. Algo se llevó su fuerza, su alma. Por más que intente, por más que finja... No vive en la realidad que cree, sino en la que necesita. Y lo sabe, porque de alguna manera entiende que es mejor así, que es menos complicado y triste. Que es mejor pensar y sentir como sigue brillando, como la fuerza de su corazón puede con todo. Como ser una traza negra en un papel blanco. Como la melodía que se desliza sobre el triste silencio. Como un rayo de luz que penetra una habitación oscura. La cima de la montaña. La meta. A la vez la causa, y la consecuencia. El problema y la solución.
Nunca todo, pero nunca nada. Lo justo para ser como una gota de aceite sobre una gota de agua. Diferente, reconocida.
Ahora es tan solo una traza más sobre algún papel tintado, notas disonantes que componen un molesto ruido, agua sobre agua...
Ahora hay razones, argumentos cuadrados, y movimientos pesados. Hay prisiones al aire libre, pequeñas prisiones al aire libre. Diminuto es el mundo interior que nos rodea, y diminutas son las prisiones que lo forjan, que no dejan ir más allá, que la obligan a ser el espectador, y no el protagonista.
Por eso piensa que es mejor cerrar los ojos. Para tan solo sentir, y dejar de ver. Tan solo pensar. Creer.
Pasan los días y cree que se trata de un apagón. Pero no sabe que se trata de una bombilla fundida, que jamás volverá  a encenderse. Que llegó su hora. Que tarde o temprano, por más que se esfuerce, alguien cambiará esa bombilla, y ella pasará a vivir recordando su momento de gloria.
Porque vivir creyendo que algún día volverá a encenderse es un error, y es un error que consciente o no, tan solo comete ella.

sábado, 22 de septiembre de 2012

La felicidad se halla en la muerte


He intentado equilibrar mi vida de forma en que todo pareciese correcto. He intentado encajar. He callado, y he sonreído cuando en el fondo pensaba en llorar. He hecho lo que se supone que hacen los demás, eso que les hace ser tan felices. Pero me di cuenta que lo que a mí me hace feliz no es lo que les hace feliz a ellos. Y quizás lo que yo quiero no puede conseguirse…  ¿Entonces dónde esta mi felicidad? Quizás ellos tampoco sean felices. Simplemente intentan serlo, pensando que los demás lo son e imitando a quienes parecen serlo más. Por eso todos y cada uno de nosotros busca en si mismo algo que ve fuera. Unos buscan la simpatía radiante del vecino de al lado, otros el dinero que tiene el señor que vive al lado de la panadería, otros los amigos que tiene la chica popular de la escuela y quizás otros buscan un cuerpo perfecto como el modelo que salía por televisión. ¿Es entonces la felicidad algo que tienen los demás? ¿Algo que quizás sea para nosotros imposible de conseguir? La verdad es que no tendría mucho sentido pensar de esta forma, ya que la finalidad de la vida, es la felicidad, y algunos individuos no tendrían tan si quiera la posibilidad de encontrarla, de buscarla. ¿Y qué pasaría al no buscar? ¿Qué tendríamos y qué querríamos? ¿Por qué buscamos en nosotros, algo que tiene la demás gente? Creemos que porque son más felices que nosotros debemos tener lo que ellos para alcanzar su felicidad, sin darnos cuenta de que no solo hay una felicidad, sino infinitas. Cada uno tiene la suya y debe conseguirla en función de lo que a esa persona más le realice, dentro de sus mismas posibilidades. En cambio todos quieren eso que tiene el otro, y cuando lo tienen, se sienten igual de vacíos, aun que pueden regocijarse y mostrar su alegría a los demás, creando así en otro tanto de personas una envidia que hará que busquen algo para ser aun mejores…
Vale, ¿entonces se supone que nuestra felicidad se encuentra en nosotros, y no en los demás, no? Pero hay deseos que dependen de otras personas…  
''Encontrar al amor de mi vida'' Incluye buscarlo, e incluye que alguien que también lo crea que tú eres el amor de su vida también.
¿Puede ser entonces el amor el mayor deseo de alguien, su felicidad? No. La felicidad no puede depender de otra persona. El amor puede traer la felicidad, pero una vez se encuentra. No puede buscarse con ese propósito a priori. Eso quiere decir que la felicidad no puede basarse en otro sentimiento, porque esta misma ya es un sentimiento. Y entonces podríamos entrar en un bucle donde la felicidad es su propia causa, y nada puede encontrar su propia causa en si mismo. ¿En que se basa entonces? ¿Puede ser la felicidad algo material? Se trataría pues de tener dinero para poder comprar nuestra felicidad. ¿Entonces un pobre no puede ser feliz? ¿Además qué tipo de objeto material podría ser? No… Ni en la más profunda investigación encontraríamos ningún objeto que diese la felicidad porque estaríamos hablando de algo rompible, o que podría terminarse. Por tanto, hablaríamos de una felicidad efímera. Y la felicidad es un estado permanente. Una alegría eterna. Aun con momentos tristes, deprimentes, o negativos, un estado generalmente positivo, de paz y equilibrio. Algo que hace sonreír y suspirar con los ojos cerrados.
Intentando buscar donde se haya la felicidad he encontrado la respuesta. La felicidad no existe. Es solo una meta imaginaria que nos inculcan desde pequeños, porque sin ella la vida no sería nada. Como el paraíso para los creyentes. Una finalidad por la que hacer las cosas… Pues la felicidad no es más que otra religión. Luego están las personas que creen haberla encontrado...Pero en seguida se dan cuenta que la han perdido, y  ya he mencionado antes que no puede perderse, por tanto no estaríamos hablando de felicidad, sino de alegría, contento, diversión, gozo o satisfacción. Sentimientos efímeros aunque algunos más intensos o largos que otros. Podría decirse que la palabra ‘’felicidad’’ es usada por la sociedad diariamente para expresar un sentimiento superior al de alegría o entusiasmo, pero que realmente es inexistente. Existe como concepto, como utopía, y como desafío. Pero solo se haya al final del camino, por eso mientras pasan los días, creemos tenerla más cerca o luchamos por ello. Con esto quiero decir que la felicidad existe únicamente antes de la muerte, al darte cuenta que la vida no ha sido más que dificultades y obstáculos, que al ser superados nos han agradado. Aliviados de saber que nos quedan pocos días para abandonar un camino lleno de sufrimiento, podremos vivir libres de agonías y es entonces cuando conocemos realmente la felicidad. En ese momento en el que ya no hay más en que pensar porque nada saldrá mal. Todo terminará, y terminará bien, porque el final de la vida es lo correcto, por tanto satisfechos de haber gastado nuestro tiempo hasta el fin, descansaremos por fin en paz. Quizás morir sea entonces la felicidad. El alivio de saber que ya se terminó, y que ahora ya no habrá más sufrimiento. Nunca más.